8 palabras japonesas para entender mejor el Universo Kamishibai
¿En qué punto del Universo Kamishibai te encuentras? ¿Muy al principio, o ya llevas tiempo viajando por él? Estés donde estés, recordar estas 8 palabras japonesas te acercarán aún más hacia la mejor versión de la narradora que llevas dentro.
Es posible que ya te haya costado lo suyo pronunciar "Kamishibai". Quizá incluso haya sido una tarea titánica recordar su significado en japonés ("arte drámatico en papel"). Pues, sin ánimo de que salgas corriendo, hoy te traemos nada más y nada menos que 8 palabras japonesas que consideramos básicas para profundizar en esta fascinante técnica. ¡Descúbrelas!
Butai
Butai (舞台) significa "escenario". En la técnica del Kamishibai, es ese soporte de madera de tres puertas con forma de maletín. Nosotros también lo llamamos "Teatro Kamishibai". Es el gran facilitador de uno de los poderes más fascinantes del Kamishibai: la creación de vínculos a través de la socialización.
Cuando sus puertas están cerradas, su efecto es muy parecido al del telón de un teatro. ¿Qué habrá ahí dentro? ¿Cuándo empezará la función? ¿Cómo se llamará la historia que me van a contar?
Conforme sus puertas se van abriendo, la curiosidad y el entusiasmo se multiplican: nos sumergimos de lleno en el universo del cuento que vamos a contar.
Tu butai es y será tu más fiel compañero en el Universo del Kamishibai. Además es uno de los elementos base de esta técnica, por lo que te recomendamos que:
- Tenga 3 puertas.
- Sea de madera.
- Sea lo más neutro posible (sin adornos ni dibujos ni letras que distraigan)
- Sea estable para permitir el paso de láminas cómodamente.
- La parte de atrás esté abierta para poder leer y ver el texto de la lámina que se está mostrando por delante.
¿Puede haber Kamishibai sin butai? Bueno, por poder... Pero sujetar las láminas del cuento con las manos suele producir el efecto contrario: distrae, ensucia y, lo más importante: no separa la realidad de la ficción. Además, ten presente que en Kamishibai, todo lo que hagas es susceptible de tener un significado por sí mismo. Así que, ¡cuida al máximo los detalles de tu sesión!
Gaitō Kamishibaiya
A medidados del siglo pasado, las calles y los pueblos de Japón se llenaron de gaitō kamishibaiya (紙芝居屋). Más o menos podríamos traducirlo como "cuentacuentos de Kamishibai de las esquinas callejeras". Nosotros solemos referirnos a ellos simplemente como "gaitos".
A los gaitos de entonces no les interesaba mucho los méritos artísticos y pedagógicos de la técnica. Tampoco les interesaba ir educando a los más pequeños, o potenciar sus habilidades sociales o plásticas. Lo que les interesaba era vender dulces. Para ellos, era una cuestión de supervivencia: era su particular sistema de venta de entradas.
Lo que pasa es que para vender dulces de manera sostenida a través de sus sesiones de Kamishibai, tenían que ser capaces de mantener la atención de su pequeña audiencia el mayor tiempo posible y de la forma más efectiva. Si no, corrían el peligro de que se fueran a otro gaito más dinámico e interesante. Así que os podéis imaginar lo mucho que les importaba la opinión de su audiencia: se entregaban a sus gustos y comportamientos en cuerpo, mente y alma. Algo así como el algoritmo de Netflix pero a lo bestia.
El gaito de hoy en día, nosotros, no suele tener esa necesidad económica y prioriza el contenido pedagógico y artístico. Peeero, si ignoramos totalmente el lado más teatral de la técnica, nuestras sesiones serán muy educacionales, sí, pero también un bodrio frío, robótico y anacrónico. Todos estarán deseando que se acabe pronto para volver a sus iPads.
Hyōshigi
Los gaitos del siglo pasado solían anunciar sus sesiones Kamishibai con los hyōshigi (拍子木). Son un instrumento de percusión, dos trozos de buena madera unidos por una cuerda.
Los golpeaban lentamente al principio, aumentado progresivamente el ritmo hasta llegar al límite de sus posibilidades. En ese momento, se detenían totalmente y escuchaban el silencio que se creaba a su alrededor. ¡Ya tenían captada toda la atención de su público!
A nosotros nos gustan más los hyōshigi como concepto que como instrumento en sí mismo. Son un recordatorio fantástico de que no podemos empezar nuestra sesión Kamishibai de cualquier manera: debemos crear una secuencia inicial previa al cuento, una suerte de "ceremonia de apertura" de las puertas de nuestro butai. Y cuanto más única, sorpresiva y adecuada a las particularidades de cada gaitō, mejor.
Tokonoma
Un tokonoma (床の間) en Japón es una pequeña alcoba en alto decorada muy cuidadosamente con objetos colgantes y plantas tipo bonsai o ikebana. Parece casi un espacio sagrado más que decorativo, ya que nadie lo puede pisar. El anfitrión siempre debería estar de espaldas a él en señal de modestia.
Aplicado al kamishibai, un tokonoma es el espacio donde ubicamos nuestra sesión y su escenografía. Como tal, debemos tratarlo casi como algo sagrado.
Así, el tokonoma solo lo puede pisar el gaito. Está, a ser posible, elevado unos centímetros del suelo. Su vista a ojos del espectador es armonía, equilibrio y sencillez. Está bien iluminado, pero no tiene ninguna ventana o vista al exterior. Es el espacio de mejor acústica de la sala. Y además nos sentimos muy agusto en él.
Podemos también adaptarlo a la temática del cuento o cuentos que vamos a narrar, pero siempre desde el minimalismo: no se trata de decorar "porque queda chulísimo", sino de aportar significado al cuento.
Hachimaki
El hachimaki (鉢巻) es una especie de bandana que tradicionalmente no se usaba a diario, sino solo en ocasiones especiales. Llevarlo confería algún tipo de "poder" especial: desde la unidad espiritual hasta mejorar el ánimo.
Nosotros procuramos utilizar un hachimaki en las representaciones kamishibai. Expresa nuestra voluntad de convertirnos en la mejor versión de la narradora Kamishibai que llevamos dentro, abandonando nuestro "yo" más cotidiano y mejorando cada vez que lo utilizamos.
Todo empieza antes de presentarnos a nuestra audiencia: colocarse el hachimaki en la cabeza es un pequeño ritual que, realizado de manera sencilla pero consciente, facilita la conexión con la tarea extracotidiana que vamos a llevar a cabo.
Lo ideal es tenerlo personalizado con nuestro nombre de gaitō en japonés y guardarlo en una bonita caja. Y solo usarlo en las sesiones Kamishibai, quitándonoslo inmediata y ceremoniosamente al terminar la sesión. De hecho, te recomendamos casi ni mirarte al espejo con él puesto más que las primeras veces para ver cómo te queda y cómo colocártelo de la mejor manera.
Con esta ceremonia, su "poder" se multiplica: no solo muestra un respeto por la técnica del Kamishibai, sino que a la vez que nos recuerda que tenemos un "alter ego" en forma de gaitō, que va creciendo más y más cada vez que desarrollamos una nueva sesión Kamishibai.
Kyōkan
Kyōkan (共感) se podría traducir como "empatía", pero a nosotros nos gusta más acercarla a la catársis griega y pensar que significa "sentir uno".
Tres elementos (gaitō, audiencia y cuento) sentidos como una unidad en un momento determinado.
Es muy complicado expresarlo con palabras, pero es muy fácil de indentificar cuando ocurre en una sesión Kamishibai. Parece magia pura, y, después de sentirlo, es como si se respirase mejor, como si se pensase mejor, como si hubiésemos crecido un poquito como seres humanos, tanto a nivel individual como a nivel social.
Sí que tenemos indicadores que nos pueden ayudar a valorar que se ha producido. Puede ser un momento "¡aha!", donde la sorpresa nos lleva a revelar un conocimiento que provoca a la gran mayoría de la audiencia la misma emoción a la vez.
Por ejemplo, en el cuento kamishibai "El gato Sol", cuando, después de valorar todo tipo de nombres para Gato, desvelamos que el mejor nombre para Gato es efectivamente "Gato", se suele producir kyōkan.
El kyōkan en sí mismo no debería convertirse en nuestro objetivo como gaitos, sino más bien debería ser una consecuencia de todo nuestro trabajo.
Ese trabajo puede empezar analizando el cuento que vamos a contar con esta pregunta en mente: "¿dónde se produciría el momento «¡Aha!» más potente en este cuento?". Siempre será nuestra opinión teórica, que tendremos que verificar al exponer el cuento a distintos públicos.
Pero si ya empezamos a detectar que se suele producir la misma respuesta en el público (tanto emocional como intectualmente), entonces el cuento que tenemos entre manos tiene un muy buen kyōkan. ¡Guardadlo con cariño y cuidado en vuestra bolsa de los cuentos!
Gaitōdō
Gaitōdō vendría significar algo así como "el camino del gaitō". En realidad, es una palabra que solo usamos en Kamishibai® Academy para recordarnos que esto del Kamishibai es un largo viaje que requiere constancia, imaginación, creatividad y trabajo duro.
También nos ayuda a tener una mentalidad de crecimiento: nadie nace gaitō, por muy talentoso que nos pueda parecer. Ser gaitō es algo que se aprende, y está al alcance de cualquiera que se trabaje las cualidades necesarias para completar el camino. Y bueno, también es importante conocer cuál es el mejor camino.
Nosotros dividimos este camino en diez etapas, premiándonos cada vez que consigamos superar una de ellas. De manera resumida serían:
- ¿Cómo me llamo?
- ¿Quién es mi butai?
- Manejo mi butai como un balarín de nihon-buyō.
- Mi ceremonia de apertura (y de clausura).
- Paso las láminas como lo haría una prestidigitadora.
- Mi cuento Kamishibai no es un cuento.
- Analizo mi cuento como si fuera su dramaturga.
- ¿Dónde está mi tokonoma?
- Mi vestuario también cuenta el cuento.
- Decide y vencerás.
Muy pronto encontrarás más información sobre el Gaitōdō aquí, en Kamishibai® Academy.
Kurieitādō
Kurieitā (クリエイター) es un creador, así que "kurieitādō", otra palabra que solo usamos aquí, sería "el camino de la creadora".
Empezar este camino con el kamishibai es abrir todo un nuevo universo de posibilidades DIY. Puedes convertirte en ilustradora, en autora, en adaptadora... Quizá este camino te abrume, pero puedes empezar a caminar por él de manera sencilla: cambiando el final de un cuento, dando color a alguna ilustración o creando una dramaturgia en base a unas ilustraciones ya terminadas.
Resumiendo...
8 palabras que te ayudarán a profundizar más en la técnica del Kamishibai:
Butai: el teatro de madera, o la mejor manera de separar la realidad de la ficción.
Gaitō Kamishibaiya: nunca olvidamos la parte más "callejera" del Kamishibai, es decir, la diversión, el entretenimiento y la adecuación de nuestra interpretación al público que tenemos delante.
Hyōshigi: la importancia de una buena "ceremonia de apertura" de nuestra sesión Kamishibai.
Tokonoma: primero como "radar" para encontrar el mejor espacio posible para nuestra narración, segundo como lugar "sagrado" que solo utilizamos los gaitos.
Hachimaki: un elemento que solo usamos en nuestras sesiones kamishibai y que nos acompaña durante todo nuestro aprendizaje de la técnica.
Kyōkan: los cuentos que elijamos tienen que tener un momento catártico donde el gaito, el público y el cuento se sienta como una unidad.
Gaitodō: el camino que elegimos para convertirnos en la mejor versión de la narradora que llevamos dentro.
Kurieitādō: el camino de la creadora de kamishibais, también conocido como el camino del DIY.
Y hasta aquí nuestro humilde aporte al Universo del Kamishibai. ¡No olvidéis darle al like o compartirlo en vuestra red social favorita si habéis encontrado algo de valor en él!
¡Hasta nuestra próxima "lección"! :P
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