Cómo ilustrar un cuento Kamishibai PRO DIY (sin ser John Lasseter)
¿No os atrevéis a ilustrar un cuento Kamishibai porque creéis que para hacerlo hay que ser John Lasseter? Os contamos el secreto de cómo lo hacemos en nuestros talleres... ¡en menos de dos horas!
Si ya conocéis la técnica del Kamishibai, seguramente ronde por vuestra cabeza la idea de crearos vuestros propios cuentos. Es una actividad muy enriquecedora, sobre todo si se realiza en grupo. Sin embargo, crear un cuento Kamishibai desde cero puede ser intimidante, cuando no laborioso.
Hoy os contamos cómo llevar a cabo la mitad del proceso, es decir, cómo ilustrar un cuento Kamishibai que ya está escrito. Tranquilidad, no hará falta que seáis John Lasseter. Y si no nos creéis, os podéis descargar kamishibais ilustrados en nuestros talleres, creados en menos de dos horas. Adelante, ¡es hora de agarrar el lápiz!
¿Por qué crear un cuento Kamishibai?
Contar un cuento Kamishibai es una experiencia muy social. Requiere de un público que esté atento y de un gaito kamishibaiya (cuentacuentos de Kamishibai) que logre captar y mantener su atención. Cuando esto ocurre, la sensación de comunidad que se crea al terminar la narración es muy potente. Los mensajes llegan y emocionan. Las ideas se afianzan. Y seguramente escuchéis eso de “otro, otro”.
La clave de todo está en el cuento. Si elegimos (o creamos) un cuento Kamishibai que no ayuda a crear ese sentimiento de comunidad, los mensajes nunca llegarán de manera adecuada. Habrá bostezos. Habrá preguntas que no tienen nada que ver (del tipo ¿sabías que mi hermano tiene un mono de peluche que se llama Aurelio?). Además, cuanto más familiarizado esté el narrador con el cuento, más fácil será que la narración sea un éxito.
Todo muy bonito (nos diréis), pero yo no soy actriz o actor. No diría que tengo soltura hablando en público. Vamos, que me tiemblan las piernas solo de pensarlo. ¡Pues claro! ¿Y a quién no? El miedo escénico es algo habitual, sobre todo cuando no se tiene mucha práctica. Sentimos comunicaros que en eso no sois diferentes :)
La técnica del Kamishibai está concebida desde sus orígenes para solventar estos problemas. Probad a abrir las puertas del butai (teatro Kamishibai), escondeos detrás y leed literalmente el texto del cuento, pasando las láminas cuando corresponda. Funciona, ¿verdad? Bueno, desde aquí nos gusta incentivar una narración más teatralizada, con más recursos y más efectiva, pero oye, lo cierto es que así, a lo básico, la cosa engancha.
Otra opción es lanzarse a crear nuestros propios cuentos en grupo. Lo primero que se gana es que, de entrada, ya estamos familiarizados con la historia. Resulta mucho más fácil de contar. Los mensajes y la forma en que se transmiten son más afines a vosotros. Sí, por supuesto que se pierde el impacto de la novedad, del qué va a pasar a continuación, que es un factor de enganche importante. Pero identificar lo que hemos creado al verlo puesto en el teatro es también una autopista hacia esa sensación de comunidad que buscamos.
¿Cómo ilustrar un cuento Kamishibai?
Hoy os vamos a hablar de la mitad del proceso: cómo ilustrar un cuento Kamishibai que ya está escrito. Para ello, vamos a tomar como ejemplo nuestro Don Quijote de la Mancha y la aventura de los molinos (DIY). Es un pasaje de la novela de Cervantes que casi todo el mundo conoce, tiene un mensaje potente y funciona muy bien en Kamishibai. Lo hemos utilizado en varios talleres con éxito. De hecho, más abajo os podréis descargar gratis propuestas de ilustración muy distintas realizadas con él en menos de dos horas.
En la carpeta de nuestro don Quijote encontramos el cuento en 15 láminas (14 + la portada) con el texto por la parte de atrás, una guía para leer antes de lanzarnos a ilustrar, unas sugerencias de ilustración y una plantilla de bocetos. ¡A por ello!
Antes de empezar a ilustrar un cuento Kamishibai
¡Qué ganas de empezar! Tenemos delante todo un arsenal de lápices de colores, rotuladores, ceras… Las láminas están esperando nuestro arte. Allá vamoooos... ¡¡Esperad un poco!! Está genial eso de improvisar, pero con un poquito de organización es mucho más efectivo. Recordad que, además de disfrutar, queremos comunicar una historia y crear una sensación de comunidad. Poco a poco, paso a paso ;)
Leed atentamente el cuento y dejad que surjan imágenes en vuestra imaginación.
En nuestros talleres Kamishibai proponemos dos lecturas colectivas previas. La primera es de toma de contacto, sin ninguna pretensión. Sin imaginación. A cada persona se le asigna una lámina que tiene que leer en voz alta. Al terminar, da una palmada para que la siguiente continúe la narración. Es curioso ver cómo algo tan sencillo crea pequeños vínculos que antes ni existían. Aunque no lo parezca, ya hemos empezado a ilustrar.
Después realizamos una segunda lectura más pausada, más disfrutada, donde dejamos que las imágenes vuelen a nuestro alrededor. Si vuelan o se estrellan eso ya es cosa de cada uno, pero el objetivo, que es acercarse al contenido del cuento, está conseguido.
Cread un boceto a lápiz de cada imagen en la plantilla de bocetos.
Con el cuento Kamishibai DIY de don Quijote se os proporciona una plantilla de bocetos (que os podéis descargar e imprimir aquí). Consiste en 15 rectángulos numerados (14 láminas + la portada) donde debemos abocetar esas imágenes que se han ido creando en la imaginación. No solo no recomendamos lanzarse a ilustrar la lámina sin haber realizado un boceto previo, es que además estos bocetos se pegarán en la lámina correspondiente. Así el narrador siempre verá lo mismo que su audiencia está viendo mientras cuenta la historia. Vamos, la técnica Kamishibai que ya conocéis de sobra.
Pensad en cuál es la idea que quereis transmitir.
Os va a ayudar mucho ubicar la lámina en el cuento. Planteaos preguntas. ¿Esta lámina es una presentación de personaje? ¿Desarrolla un conflicto? ¿Lo resuelve? Y cosas más mundanas como: me gustaría que se rieran o que se llevaran una sorpresa. Por ejemplo, la lámina 12 de nuestro don Quijote DIY simplemente dice: ¡¡¡Cata-crash!!! Os la podéis descargar aquí. Es el golpazo de don Quijote contra un molino. En los talleres siempre provoca una carcajada. Es fundamental que la produzca, porque así se entiende mucho mejor que don Quijote estaba totalmente equivocado al pensar que no eran molinos, sino gigantes.
Elegid el tipo de plano más adecuado a cada escena.
Pues sí, quizá no os habíais planteado esto, pero un Kamishibai en realidad está más cercano a un storyboard que a un libro. Así que el tipo de plano que uséis en cada lámina tendrá por sí mismo un significado. ¡No lo toméis a la ligera!
i. Plano detalle: interesante para destacar algún detalle que de otra forma pasaría desapercibido. Por ejemplo: un chichón en la cabeza. | |
ii. Primer plano: con el crearéis una sensación de intimidad y confidencialidad del personaje. Si un personaje está elaborando una estrategia, un primer plano de su cara casi que nos deja ver sus pensamientos. | |
iii. Plano medio: es muy útil para mostrar una relación entre dos sujetos (una conversación, por ejemplo). | |
iv. Plano entero: es adecuado para mostrar movimientos del personaje. | |
v. Plano general: perfecto para comunicar una relación con el entorno (como soledad, harmonía, etc.). |
Ilustrad de acuerdo a la historia y simplificad si es necesario.
El Kamishibai, al fin y al cabo, es un acto teatral. Que nadie os cuente “dogmas” sobre qué es y qué no es Kamishibai. Ningún supuesto experto puede deciros cómo tiene que ser vuestra ilustración Kamishibai. La realidad es que el Kamishibai siempre va a depender de tres factores: el público, el narrador y la historia. Y nunca hay una representación Kamishibai igual. Siempre es única. Es efímera. Vuestra ilustración siempre va a ser la misma, pero su narración no.
Dicho esto, cuanto más adecuada sea la ilustración a su lámina y al conjunto de la obra, más efectiva será la representación. Pero que nadie os diga: es muy compleja, es muy abstracta, es muy… No. Simplificad y concretad si es necesario, si tiene sentido hacerlo, pero no penséis “es que se van a perder entre tanta complejidad” o “es que he leído que las ilustraciones Kamishibai tienen que ser de tal manera” o “se me da mal ilustrar”. Entonces, ¿para qué crear? Que vuestra guía sea una: pensad en cómo ayudar a que la historia se comunique de manera efectiva y certera. Tirad a la basura palabras que niegan la creatividad como “una ilustración Kamishibai debe ser…”.
No os conforméis con lo primero que abocetéis.
No, no estamos alentando el perfeccionismo. De hecho, os recomendamos que huyáis de él. Pero siempre es genial preguntarse si hay una manera mejor de ilustrar la acción de la escena. Probad a cambiar el tipo de plano, la caracterización o todo lo que se os ocurra. Por ejemplo: quizá penséis que el famoso “¡¡¡Cata-crash!!!” que provoca carcajadas es un plano medio de don Quijote chocando contra un molino. ¿Y si fuera un plano general con don Quijote volando bien alto por lo aires?
Caracterizad a vuestros personajes de acuerdo a su personalidad y emociones.
No nos cansaremos de repetir que el Kamishibai es un acto teatral. Y eso quiere decir que absolutamente todo es susceptible de tener un significado. ¡Un momento! Esto, más que asustaros, debe ser vuestro trampolín para ilustrar. Pensad por ejemplo en el color. No es lo mismo pintarle la cara a don Quijote de color rojo que de color amarillo. Seguro que así, sin pensar, ya habéis asociado esos colores con distintos estados de ánimo.
El pelo (o su ausencia), arrugas, lunares, prendas de vestuario… son recursos que habitualmente se usan en teatro para ayudar a definir y comprender mejor a un personaje o situación. ¡Tened todo en cuenta!
Elegid bien la postura corporal de vuestros personajes.
El lenguaje corporal es fundamental para empatizar con la acción o los personajes. Expresar alegría con un personaje de brazos cruzados es difícil, por mucho que se le vean los dientes al sonreir. Os va a ayudar si teatralizáis mínimamente la escena que tenéis en mente: seguramente vuestro cuerpo reaccione en consecuencia (ojos tapados por miedo, cejas arqueadas de sorpresa, etc.)
Emplead una técnica de dibujo adecuada.
Sí, también la técnica de dibujo que empléis tiene significado por sí misma. Pero, en este caso, os aconsejamos técnicas “secas”. No recomendamos pinturas al agua (acrílicos, acuarelas, témperas) o al óleo. El papel se combaría y haría muy complicado el paso de las láminas. Mucho mejor si utilizáis lápices de colores, rotuladores, pasteles o una de nuestras técnicas favoritas: el collage.
Cuentos ilustrados en nuestros Talleres Kamishibai
Desde hace algún tiempo, venimos incorporando en nuestros Talleres Kamishibai la ilustración de un cuento Kamishibai. Es curioso observar cómo, a pesar de que la gran mayoría de los talleristas afirman conocer bien la técnica del Kamishibai, cuando les preguntas en qué página tienen que pegar el boceto correspondiente a la lámina 12, por ejemplo, no terminan de dar una respuesta unánime. Sí, es por la parte de atrás de lámina 11, pero si os lo preguntamos en vivo y en directo… ¿lo diríais tan rápido?
Aquí os dejamos gratis para su descarga kamishibais creados en nuestros talleres en menos de dos horas en formato pdf:
Descargar láminas Kamishibai "Don Quijote en Madrid" | |
Descargar láminas Kamishibai "Don Quijote en Vinaròs" |
El colofón final de los talleres es meter estos cuentos en el Teatro Kamishibai PRO (A3) y adaptar la narración a las ilustraciones creadas. Risas, espantos, sorpresas… todo tipo de reacciones sonoras se escuchan al ver lo que han creado los compañeros. Y el objetivo final, cumplido: una sensación de comunidad muy poderosa.
¿Ya tenéis ilustrado vuestro cuento Kamishibai? ¡Enhorabuena! Estamos deseando que nos contéis más abajo cómo ha sido el proceso. Y si este artículo os ha parecido interesante, no dejéis de compartirlo o Me-gusta-earlo: nos mantendréis motivados en nuestra difusión de esta técnica llena de posibilidades.
¡Hasta nuestro próximo artículo!
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1 Comentario
Fabiana BEGAUD 29/12/2021
Très intéressant cet article, merci pour vos conseils !